Los lunares se clasifican en lesiones pigmentadas benignas y malignas. De este último grupo destaca el melanoma maligno, que se puede originar sobre un lunar preexistente y causar la muerte. Sus características generales son ser casi negros, o con cambios de color, bordes irregulares y a veces ulcerados. En México ya existe una técnica llamada dermatoscopia digital, que permite el control y seguimiento de los lunares a través del tiempo, determinando si tienen o no células cancerígenas.