Si quieres que la limpieza sea un placer, entonces deja a un lado la cubeta y los trapos y que la tecnología sea la que limpie, pues así desencadenarás emociones positivas. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio. Al observar escenarios de limpieza, por ejemplo, con una limpiadora de cristales, puedo medirse un incremento de la actividad en la zona del cerebro responsable de la recompensa; se trata de la misma zona que sea activa al ver chocolate.