Actualmente, la insulina que se prescribe es casi igual a la que producimos los humanos, sólo que es fabricada en un laboratorio de ingeniería genética bajo estrictas medidas de higiene y seguridad. Es imposible extraer de cadáveres porque al morir un individuo la insulina que producía deja de funcionar.
Lo importante es informarnos muy bien y acercarnos a fuentes confiables para no caer en falsos conceptos y tomar malas decisiones en relación al adecuado control de la diabetes.