Hasta que los científicos hayan perfeccionado mejores métodos para el tratamiento o incluso la prevención y cura de la diabetes, los padres pueden contribuir a que sus hijos tengan vidas más felices y saludables, proporcionándoles aliento constantes, preparándolos con información acerca de la diabetes y asegurándose de que se alimenten adecuadamente, además de que hagan ejercicio y mantengan al día sus controles de azúcar en sangre.