Aproximadamente medio litro de quimo pasa del ileon al ciego todos los días, convirtiéndose en una papilla cada vez más sólida a su paso por el intestino grueso, conocida como bolo fecal. A diferencia del intestino delgado, la mucosa del intestino grueso no presenta vellosidades y su función principal es la producción de un líquido mucoso que tiene la finalidad de evitar lesiones de la misma mucosa, asegura la cohesión del bolo fecal y proteger al órgano de la intensa actividad bacteriana que tiene lugar en su interior.
La fibra procedente de los alimentos y que no fue digerida en el intestino delgado, se somete a una fermentación o descomposición por parte de los microorganismos presentes, produciendo una serie de ácidos grasos de cadena corta como el propionato y el butirato, útiles para el crecimiento de las células del colon y otras funciones corporales. Además, las bacterias producen vitamina K, que es fundamental para la coagulación de la sangre.