Cualquier cambio produce incertidumbre y hasta incluso distimia (un tipo particular de depresión), porque implica una modificación a lo que estamos acostumbrados. Genera temor al principio, hasta que volvemos a conocer y tener control sobre la nueva situación. Por tanto, aceptar y enfrentarse a los cambios, circunstancias y decisiones. forma parte de la vida. Nos ayudan a disfrutar de los logros y consecuencias positivas que se deriven de ellos, mientras que evitarlos nos convertirá en objetos a expensas de los factores externos.Los cambios que provienen del interior requieren valor y coraje; sin embargo, siempre producen efectos positivos. Los externos muchas veces representan una expresión real de los internos. Lo importante de nuestras acciones es siempre recordar nuestra esencia, ya que podemos cambiar por fuera pero lo esencial es lo que llevamos dentro.
Recuerda que los cambios te liberan de una zona de confort. Salir de ella, te abre un mundo de posibilidades y milagros inesperados que producen otros resultados en tu vida.