Un estudio evaluó el consumo del Lactobacillus Casei Shirota durante cuatro meses en hombres y mujeres que realizan actividad física de resistencia en periodo invernal. El estudio lo realizó Michael Gleeson y colaboradores llamado "Reducción diaria de la incidencia de de infecciones en atletas por los probióticos diarios". La finalidad fue averiguar si reducían las infecciones del tracto respiratorio gracias al aumento de la inmunoglobulina. El resultado fue favorable y positivo al consumo del probiótico, en comparación con un placebo. En el estudio hubo menos recurrencia de enfermedad y en parámetros de laboratorio donde se mantuvieron los niveles adecuados de la inmunoglobulina A salival.
La inmunoglobulina A se encuentra principalmente en mucosas y secreciones, como en la saliva, las lágrimas, la leche materna, la mucosidad del tracto digestivo y respiratorio. Su función es impedir que las bacterias se adhieran a las mucosas y neutralizar los virus. El consumo de estas bacterias benéficas puede aumentar las secreciones IgA en el intestino, mismas que pueden estimular una ataque a ciertas enfermedades, señala a la polio e influenza. Los anticuerpos tienen la capacidad de persistir en la sangre una vez que han actuado contra una enfermedad, por lo que en tiempo posterior generan protección por si ataca de nuevo el antigeno.