
Tu cuerpo habla todo el tiempo. Lo que ves por fuera dice mucho de lo que pasa por dentro. Piel inflamada: Tu hígado podría estar sobrecargado, Grasa abdominal: Posible desequilibrio hormonal o resistencia a la insulina Hinchazón: Sistema linfático lento, Mandíbula tensa: Estrés crónico o mala respiración, Músculo bajo: Riesgo metabólico y envejecimiento acelerado, Lengua blanca: Microbiota alterada o digestión lenta Postura encorvada: Fascia rígida, tensión acumulada
Estudios como los de Cleveland Clinic y Harvard Health muestran cómo la piel, la grasa, la inflamación o la postura están directamente conectados a órganos, hormonas y salud metabólica. No se trata de verte perfecto, sino de escuchar lo que tu cuerpo intenta decirte con amor, no con juicio.