Son mecanismos de defensa que invitan a nuestro cuerpo a tomar acción. De ahí su procedencia del latín "emotio" del verbo "moveré". Al interpretar una situación como amenazante, el cuerpo responde con cambios fisiológicos, como la producción hormonal, la alteración de la frecuencia cardíaca, cambios de temperatura, entre otros.
El miedo una emoción básica que busca mantener el organismo a salvo, hace que respondamos bajo su control y actuemos de manera instintiva. La cantidad de azúcar en la sangre aumenta y la frecuencia cardíaca es mayor, lo que provoca que el flujo se dirija hacia la garganta, manos y pies principalmente. Como consecuencia nos hace gritar o porel contrario quedarnos enmudecidos, también provoca que empuñemos las manos y golpeemos algo, de esta manera nos prepara para enfrentar o huir de la situación percibida como amenaza.