El acto de comer es una compleja experiencia multisensorial que reúne olores, sonidos, colores, recuerdos, expectativas, vajillas, la presentación y los nombre de los platos. El trabajo del cerebro consiste en unir todas estas sensaciones dispares en objetos de sabor que localizamos en nuestra boca. De este modo, comer es una experiencia fuertemente ligada a los estímulos, en la que el cerebro tiene un papel fundamental, lo cual no es una casualidad, ya que dicho órgano consumo aproximadamanete el 25% de la energía corporal.
La regulación del proceso hambre - saciedad es sumamente complejo, en el que participan distintas sustancias químicas y órganos del cuerpo. Por ejemplo, el estómago envía señales al cerebro cuando el primero comienza a distenderse para dar cabida a los alimentos, indicando que está comenzando a llenarse su interior. Por otra parte, por mencionar un ejemplo en el intrincado proceso, existe una sustancia llamada grelina, que es conocida como la hormona del hambre, la cual aumenta justo antes de la hora de comer y disminuye apenas probamos los alimentos. A su vez incrementa la insulina, la cual se encarga de regular la concentración de la glucosa en la sangre y también contribuye a reducir el apetito.