En adultos sanos, una deshidratación del 2.8% del peso corporal por exposición al calor o tras un ejercicio fuerte, conlleva una disminución de la concentración, el rendimiento físico y de la memoria a corto plazo, aumento del cansancio, dolores de cabeza, así como reducción del tiempo de respuesta. Además, la deshidratación aumenta las pulsaciones cardíacas, hace más difícil mantener la presión arterial y aumenta el esfuerzo cardiovascular.
Si bien es cierto que el agua es indispensable para la vida, su consumo en exceso en personas bien hidratadas no aporta un beneficio adicional para la salud. Recordemos que una de las funciones principales de los riñones es la de controlar la cantidad de agua que se desecha a diario, lo cual guarda relación con la cantidad de agua que se ingiere. Con frecuencia se piensa que entre más agua se ingiera, mejor funcionan los riñones, sin embargo, a no ser que se tenga una deshidratación es solo un mito.