La adolescencia es un período de cambios muy importantes que suceden entre la niñez y la adultez, alrededor de los 10 y 19 años, con variantes de acuerdo a las características propias de cada individuo. Aquí es dónde tanto hombre como mujeres preparan su cuerpo para la reproducción, gracias a la acción de las hormonas. Los cambios no solo son físicos, sino también de tipo emocional, que si no son bien asesorar pueden llegar a tener problemas de salud mental, es aquí donde los padres juegan un gran papel muy importante porque ellos son quienes deben conocer muy de cerca al adolescente.
La depresión es una alteración patológica del estado de ánimo, en la cual la tristeza es una característica. Sin embargo, ésta no es sinónimo de depresión, sino que incluye una combinación de signos y síntomas diversos entre los que se encuentran trastornos del sueño, problema psicomotrices (lentitud en el pensamiento y la actividad), baja autoestima, desconcentración, desinterés y en las formas más graves se presenta la idea de querer morir y hasta el intento suicidad. Actualmente existen una gran cantidad de factores estresantes en la vida de un adolescente, entre los que se encuentran: Padres que no están presentes en casa por cuestiones de trabajo, cambios en la estructura familiar, presiones sociales sobre la posesión de ciertos productos de consumo, presión de los propios amigos adolescentes en cuestiones de noviazgo y sexualidad, estrés en el área académica, presencia de bullyng o acoso escolar, etc. Todo lo anterior puede desencadenar un episodio depresivo y pasar desapercibido por los padres o quienes están a cargo del adolescente. Las consecuencias iniciales tiene que ver con la disminución del rendimiento escolar, es decir, una baja en las calificaciones, así como aislamiento, trastornos en la alimentación, descuido en la apariencia física e higienes, entre otros.
La presencia de un cuadro depresivo puede favorecer a que el adolescente busque mejores satisfactores que lo hagan sentir bien y que recurra al consumo de sustancias de abuso, como el alcohol, el tabaco o las drogas. Asimismo al tener una autoestima baja, puede ser orillado a realizar conductas delictivas con el objetivo de ser aceptado y de sentir pertenencia a un grupo. De todo esto deriva la gran importancia de hacer una detección a tiempo de este grave problema de la emotividad en el adolescente. Es importante que el padre de familiar vaya con un especialista para que lo asesore con estos tipos de problemas y se tomen las mejores decisiones para el bienestar de todos.