A partir e los veinte años de edad comenzamos a perder células cerebrales, primero poco a poco y conforme pasan los años a mayor cantidad. También el cuerpo empieza a fabricar menos sustancias químicas que las células cerebrales necesitan para funcionar. Mientras más viejos somos, más pueden estos cambios afectar nuestra memoria, por ejemplo, modificando la forma en que nuestro cerebro almacena la información, lo cual hace más difícil recordarla. Pero el proceso de envejecimiento afecta más a la memoria reciente; por eso se nos olvidan los nombres de las personas que conocimos hace poco. Sin embargo, se trata de cambios normales.
Si perdemos objetos u olvidamos dónde se guardan las cosas, los nombres, compromisos, citas, paseos, encargos y recados, se nos pasa tomarnos los medicamentos y otras actividades diarias, contamos lo mismo muchas veces o actuamos automáticamente, como cuando guardamos las cosas sin darnos cuenta, entonces más vale ir viendo qué pasa.